domingo, septiembre 21, 2008

Lo que el viento se robó


Desde que tuve la sensación primaria y errónea de que estaba haciendo algo artístico, confirmé que nunca iba a poder hacer algo original. Con el tiempo esa condena que nos dejaron los artistas renacentistas se convirtió en una estrategia. Todo lo que escribí, que después mutó en imágenes o sonidos, está hecho con fragmentos de otras piezas, otras voces, otras estrategias. Recorrer la cultura como un tejido de signos que son objetos para construir otros recorridos.
Este año diseñamos un ciclo de Perdedores Hermosos que incluía 4 presentaciones en el Cine Club Municipal durante la primer parte del año. En la segunda proyectamos otras, entre ellas, un homenaje a Orson Welles, ya que se cumplían 70 años de su obra maestra radiofónica “La Guerra de los mundos”. La idea era adaptar nuestra obra “Marte” y sumar una banda en vivo. Quién conoce a PH sabe que propone un viaje sensorial innovador pero que se asienta sobre un bagaje cultural que va del cine a la música desde la radio y el teatro. Lamentablemente, como sucede habitualmente en los estamentos de la cultura oficial, el presupuesto no daba para todo lo que queríamos hacer (eso nos dijeron y creímos). Decidimos seguir empecinados, hace tantos años que venimos dándonos contra los no se puede, y armamos “Marte Radio Attack” en el ciclo Ensayo de Orquesta del Hugo del Carril con Los Vacas.
Pero, ¡oh! ¿sorpresa?
La institución que nos convocó para trabajar lanzaba un espectáculo de similares características, en el mismo mes, en la misma sala, y con Marte y Orson dando vueltas. ¿Qué pasó? Nadie nos dijo nada. Sólo uno de los nuevos autores reclutados llamó preguntando si haríamos un juicio por plagio. ¿Plagio? ¿Nosotros que nunca registramos una idea más que en las efímeras neuronas colectivas? ¿Nosotros que usamos a Dick, Welles, Moledo, Bradbury para inspirar la trama del guión?
Ahora somos 14 PHs. No creo que la mayoría esté de acuerdo con lo que digo y pienso. Y eso es lo bueno de PH. Pero la industria del juicio, por ahora, no es mi proyecto financiero. Siempre nos sentimos solos en esta experiencia de arte colectivo, y deseamos, no tan secretamente, que aparecieran otros, reinvindicando la creatividad de la radio en nuevos escenarios comunicativos. ¿Pero así? ¿Y porqué no?
Las ideas no se matan, se usan para crear nuevas ideas.
El que esté libre de pecado que tire la primera piedra a ver si llega a Marte.
Buen viaje.
Seguimos prendidos a la cola del cometa.