domingo, agosto 31, 2008

silencio y soledad


Pienso en el hombre que dijo que no es bueno que el hombre este solo.
Qué solo habrá estado.
Lo imagino rodeado de silencio (ese mínimo umbral sonoro que perfora la urbe y la naturaleza).
Silencio y soledad, provocan espanto en el hombre moderno.
El silencio es angustiante.
Y esa sensación se amplifica cuando estamos rodeados de aparatos que emiten señales conectando soledades que no pueden callarse.
El silencio del cooler de la pc con el msn abierto.
El silencio del celular.
El silencio que aturde en el vacío de estar siendo.
Venimos y nos vamos solos de este mundo. (Eso también lo escuché).
¡El horror, el horror!
Nos sigue uniendo ese espanto, y el amor es un placebo.
Llenamos de efímeros significantes el sinsentido existencial.
Hablar, juntarnos, tocarnos, comprometernos, para paliar la enfermedad de ser uno en el mundo.
Mejor me callo y me disuelvo.

lunes, agosto 25, 2008

no sabemos


No sé – dijo y me dejó la sonrisa partida al medio, la mueca de frustración a media asta.
La llamada de la maestra del jardín (ya no decimos guarderia –no es politicorrecto) me puso en guardia. Las instituciones educativas, después leer tanto Althusser, Gramsci y Freire, de tanto trajinar lo docencia y militar en la antidocencia, no son de mi confianza. Y menos para abandonar una niña de 3 años, en un curso de 30 infantes con dos señoritas maestrandulis egresadas de vaya uno a saber que orfanato terciario. Pero la sociedad impone, la madre reclama y la nena tiene ganas de revolcarse en el arenero. Así que metí el anarquismo pedagógico en el bolsillo y acepté para mi propio asombro. Antes había esgrimido un firme “dejenla libre de la escuela mientras pueda”.
- No se preocupe pero su hija vomitó – me dijo con voz pausada de oficio repetido.
Inmediatamente pensé en los huevitos Kinder, los chupetines, los sanguches de miga, el jugo Tang y tantos otros edulcorantes y conservantes artificiales, quimicos, toxicos, y nocivos para su hígado en formación.
- Si quiere puede hablar con ella.
- Claro –silencio de línea.
- Hola papi.
- Hola amor, ¿como estás? –pregunte atolondrado y temeroso.
Se tomo su tiempito angelical y respondió:
- No sé.
Repregunté incrédulo por la contundencia de su duda. Y repitió los monosílabos.
¿Cuantas veces no dije, no me animé, no me salió, no quise, no asumí, no pude decir no sé? Siempre algo para definir, siempre algo para mostrar que se sabe, que se puede diagnosticar lo que te pasa. Desde el consabido e hipócrita acto reflejo ante el saludo proverbial y distante: ¿cómo andás? Bien, mal, meando, acá nomás, te cuento, etc…
Y casi nunca no sé.
No aceptar la incertidumbre del estado existencial precario actual.
Pero, honestamente, casi siempre, no sé.
No sé, es así. No sé.
Y eso que mi hija me esta dando un curso acelerado de sinceridad brutal.

viernes, agosto 15, 2008

el origen

Lo conocido aún malo o untado de melancólica ensoñación
Lo que sigue pariendo
Lo bruto y brillante
La marca en el orillo
La sombra del que seguimos siendo
Ese gesto intrascendente capaz de encender el fuego

Hoy ví como tres chicos maltrataban al más pequeño

lomalocotidianodeestaspobresvidascomunes

Ira y dolor

El estigma humano

Bestias aterradas en la noche del cosmos

La venganza de la vergüenza del miedoso

La dialéctica de la estupidez mundana

Esa que saco a pasear con mi más legítima alegría

la chispa que incendia la dicha
.

contra la poesia

Dejemos las buhardillas
Quememos las poesías
Matemos los poetas
El lenguaje es un virus
La metáfora es un cáncer
La sineqdoque una violación
La hipérbole masturba
La aliteración es un viaje de ida
El adjetivo miente
El adverbio esconde
El sustantivo no existe
Basta de artilugios literarios
Hay que vivir
Como vive el vecino.

(y tener un blog)