jueves, julio 31, 2008

la sombra del cordobazo


Territorio Comechingón-Urgentina-Invierno-08

Donde nada pasa todo puede pasar
Eso lo tenemos
Y la muerte
Asegurados
La realidad muta en velocidad
(la droga del hombre moderno)
La aceleración de las partículas elementales no puede evitar la fisión de los campos contrapuestos
(no solo la clásica división clasista)
El obturador de nuestro marco referencial opera en otra velocidad
(escucho al periodismo explicar)
Un viejo con boina me susurra:
– Huele a Cordobazo
Siempre imagine ese día
Mi viejo con las cadenas que arrancaron de una plaza
Las columnas del proletariado bajando por General Paz
Y en el Barrio Clínicas el germen libertario de la intelectualidad universitas
Ahora
me huele a cortina de gas
a pólvora vencida
a miedo convertido en temeridad
a tantos nombres propios privados egoístas que siguen estando
a tantos nombres colectivos públicos solidarios que ya no están
Eso que tenemos solo si lo hacemos presente en la memoria
Y no lo veo
Y lo veo en hijas, madres y abuelas
En tus lágrimas cuando condenaban al que se comió los cachorros de la esperanza
Entre tanto que pasa y tan poco que va quedando
La diaria comedia trágica del seguir siendo mientras arde Nueva Roma
Y como ese fueguito que azuzan las viejas entre las hojas muertas
Se va extinguiendo
Esa Córdoba se va
Paso a paso
Cada vez más rápido
La sombra de mi viejo se va recortando de la historia

jueves, julio 17, 2008

la doctrina del misterio

Sabes que vi a una bruja de estirpe mapuche
El pelo renegrido hasta la cintura
Unos ojos marrones y profundos como un pozo de curanto
Un péndulo con una piedra de cuarzo
Y todos los astros colgando sobre mi cabeza
Sabes que me dijo lo que ya conocía
Tal vez desde mi con-nacimiento
Pero nunca lo pude ver, y menos decir, y menos aún pude saberlo desde mi racionalidad instrumental critica materialista analítica
Todos sabemos que hay misterios
Pero el miedo nos paraliza
Como el antiguo mono miramos el cielo y temblamos de angustia
Inventamos dioses, dictadores, utopías, teorías, programas
Porque no podemos asomarnos a la incertidumbre de cada instante sin pensar que hay tortugas y elefantes sosteniendo el planisferio mental
Andamos sometidos a las reglas de un juego que nos enseñaron para domar lo inaudito
Ahora
ya no se
y estoy

aqui

martes, julio 08, 2008

Humo sobre Santiago




La nube que me persigue, como en un dibujito de la pantera rosa, esa pequeña tormenta que basta para ensombrecer mi ánimo, quedó anclada en la cordillera. La punta del Aconcagua la ensartó. Quedó clavada en las eternas nieves del continente. El descontracturado piloto de LAN, seguro un fanático de las múltiples versiones de ¡VIVEN!, invitó a ver la sagrada montaña con la cima cubierta por mi nube. Me salvé, pensé mientras me expandía por la columna vertebral del gigante americano. Hasta que el avión dio un giro y comenzó a hundir su pico en la gravedad terrestre. Y ya no era una nube. Era un compacto ejército de grises átomos cubriendo el otro lado, el oriente, el pacífico, la araucania chilena. La voz del conductor anunció que el aeropuerto de Santiago estaba cerrado por malas condiciones meteorológicas, o debería haber confesado las malas condiciones humanas que sufre la naturaleza. Volamos, huyendo hacia el océano, cuyo azul topacio brillaba aún más por el contraste. Cuando la tóxica jaula abrió las persianas, aterrizamos. Bienvenidos, estamos en emergencia ambiental. El gris se come la policromía del cielo y barniza el paisaje urbano. Así estoy. Bañado de sucios humores. Ensombrecido. Intoxicado. En emergencia existencial.

miércoles, julio 02, 2008

shhshshssshshsshsshshhsshhsshshshhhh

Cuando el mate se lava
corremos las pesadas cortinas del cielo
y miramos la suerte que nos ha esquivado tan redondamente
No sabemos si desatar los cabos
o cortar la piola
amagamos con el ronco suicidio del silencio
y en la impaciente acústica del deseo amortiguado
vamos convirtiendo los recuerdos en mitos lejanos
y el ayer se parece al nunca más
Cuando el mate se lava
hay que cambiarle la yerba
o dejar el mate
o tragarse el vacío