domingo, junio 01, 2008

Customizado

Alguno de los trópicos de Henry Miller empieza con la cuenta de sus 33 años. El Doctor me pidió que dijera 33 mientras examinaba mis pulmones invadidos por la nicotina y la resina de cannabis. 33 tenía Cristo cuando murió y al día 3 resucitó (después no se bien en que anduvo pero no me extrañaría que tuviera 3 hijos con 3 mujeres diferentes). Con 33 de mano canto falta envido.
Pero cuando superé los 33, más allá de las matemáticas irracionales, me empecé a convertir en un ciudadano de esta sociedad de la información.
Mi formateo fue lento pero irreductible. Ser un eslabón en la red que sostiene todo lo que percibimos como realidad, requiere de fervor, empecinamiento y estupidez. Cualquiera puede manejar las tecnologías, hay que tenerlas, conocerlas y subordinarse a su mandato. La velocidad de la comunicación es lo importante. El como decimos y recibimos.
Mi conciencia se fragmento para dar paso a la eficacia en el transporte de la información. La clave de nuestro trabajo (si es que de eso se trata, algo por lo que no ganamos más que la esclavitud) está en la distribución. Tenemos que convertirnos en puntos nerviosos que emiten impulsos en un sistema sensorial que estimula la idea de comunidad. No podemos sobrevivir solos. No sabemos. Estar conectados es la única posibilidad de sentirnos vivos. Es nuestra esperanza y tragedia. El destino es el consumo de productos identificatorios que retroalimentan la maquinaria del deseo.
Todo esto para contar que tras haber sobrevivido a los 33, me encontré averiguando precios y planes de teléfonos celulares. Ya está, lo quiero, y perdí. Pero ya no puedo regresar. A la libertad la comprimí en un MP3. Colgué mis principios ludistas (esos que reventaban las máquinas a vapor porque sabían que somos una especie fácil de sojuzgar) en un blog. Y me reinicie para ser operativo al sistema total.

1 comentario:

Zero dijo...

todo es demaciado rapido, el mundo se rige en la velocidad y deja de paso el placer de la observacion.
Nadie mira a los costados, solo vemos para adelante, y cada vez es mas nebuloso el porvenir, asi que solo planteamos el que voy a hacer mañana, o dentro de una hora o que me tengo que poner cuando me levanto...
El mundo de la humanidad se acabo cuando el dios que mato nietzsche la ignorancia lo revivio como capital...
Nietzsche esta muerto! grita el gran dios globalizado desde su torre de marfil mientras ve a sus hormigas obreras trabajar sin pensar en una sola idea que no haya salido primero de el...
El gran mal de la actualidad es que el individuo ahora no es mas que un pequeño eslabon de la gran maquina llamada capitalismo y cuando alguno se rompe, es cambiado por uno nuevo reluciente y deseoso de ganar todo eso que perdio su antecesor depuesto...