viernes, octubre 17, 2008

dones y miedos

Don Vladimir mirá como hacia atrás. Revival visual de quién ve en lo que observa un paisaje perdido y recordado. Rewind sentimental. Como no me sobra tiempo para imaginar, esbozo que piensa en Ucrania u otro impronunciable territorio al este de Europa. (En eso extraño a la Unión de Repùblicas Socialistas Soviéticas. Aunque decir URSS era difícil, facilitaba enunciar un conflicto inacabable).
El hijo transpira una musculosa partiendo con el hacha varios troncos de un quebracho blanco. Dos chivitos pastan y las gallinas cumplen su habitual producción huevera. El gallo es ansioso y preanuncia el día cada 4 horas.
Esa es la escena que se encuadra en el marco de un ventanal, sustituto del televisor que aún no llegó. Como los Backyardigans no están cantamos canciones de mi tiempo. “La gallina turuleca”, la que no alcanzó a poner 10 huevos porque alguno le cortó el pescuezo, como a los maderos de San Juan. La crueldad es intrínseca a la educación de un infante. Ahí están el viejo de la bolsa, los duendes, las brujas, los ogros, los monstruos, para prevenir el mal que acecha en la desobediencia. Educandos del terror. La vieja escuela que venimos reproduciendo en la memoria residual pero activa. Canciones, leyendas, cuentos, dispositivos semióticos para activar el control social.
(N quiero ponerme pesimista)
Mejor vuelvo al medio Rastrojero oxidado junto al galpón donde Vladimir almacena lo que produce con sus propias manos, las de sus hijos y nietos. La doña palmó hace rato cruzando un alambrado fronterizo. Saya, que se casó con una correntina y ya va por el segundo heredero, y Katrina, que luce unos rasgos delicados y extraños, que no corresponden con su figura acelerando la Zanelita o cogoteando un cerdo.
Autogestión popular. El tipo tiene un sustento asegurado. Un destino pobre, o aparentemente, desafortunado. Pero no debería preocuparse por la crisis del capital global. (¿O sí?)
El problema es que hace rato está preocupado por que Don Bugliotti, el dueño del Orfeo, Dino Mall, (y que se yo cuanto más tiene y quiere), compró más de 150 hectáreas en las sierras que rodean este paraje al que Vladimir llegó para quedarse hace 30 años. Y el new rich menemista se pasea arriba de una topadora desmontando, lo que le debe dar un poderoso placer o placer por el poder. Vladimir admira que el tipo sea tan laburante y tenga tanta guita. Aunque le puso candado al caminito que lo conectaba con el faldeo trasero donde cazaba y abría picadas con machete y motosierra. Por ahora lo deja pasar, pero no puede sacar leña. Pero todo cambiará. El empresario proyecta un hotel 5 estrellas que incluye la caza de palomas, una actividad que atrae gringos con dólares y ganas de asesinar. Algo que ya está incorporado a la actividad local. Turismo internacional de alta calaña. (No se olviden del ingeniero Muriel)
Esto pasa por acá. La misma historia se repite en el tiempo y el espacio.
No puedo despegar la vista de la pantalla real.
(No puedo abandonar el pesimismo)

1 comentario:

Anónimo dijo...

ojalá nunca llegue ese televisor. O al menos no se adueñe de la mesita que da justo a la ventana...
Porque datos tan interesantes como éste suelen pasar de largo y son importantes para gente como yo aficionada a la caza de gringos...
Cuando empieza la temporada? No veo la hora de empezar a meter caño. (Premio en dolares) (dolares dije? dolores quise decir)